El poder de Zenjuurou Saotome ha sido liberado, trayendo consigo nuevos retos, también descubrimientos varios. Oga y Miki se dan cuenta que algo ha sucedido, ese desprendimiento de poder ha pausado sus vidas, los ha dejado perplejos. Furuichi, el mal tercio sólo en esta ocasión, dice no haber sentido absolutamente nada. Por esta única vez no es importante su falta de percepción. Sólo por esta. Pero Hilda no está para excepciones, en pocos intantes ya está frente a la fuente de todas estas dudas, desenfundando su espada, identificando a Saotome como un hombre de Behemoth.. ¿Quién es Behemoth?

Hilda nunca lo había mencionado, pero las sospechas que sentía con Izuma no implicaban buscar a un demonio, sino encontrarse con quien estaba detrás de él. Saotome no admite trabajar para ese sujeto, sea quien sea, pero reconoce a Hilda como a "Otra hermosa nodriza demonio". No hay tiempo para justificaciones.. La pelea es casi inmediata.

Hilda se avalanza a toda velocidad, dejando una estela de polvo que no termina de regresar al suelo cuándo los primeros ataques ya son arrojados. Un espadazo capaz de cortar lo que sea es esquivado por Saotome, que inclina su torso hacia atrás mientras aún sujeta con su mano derecha su suéter. Pero la agresividad de Hilda es total, la ofensiva inmediata toma a su rival en pose esquiva, expuesta. Hilda sujeta con sus dos manos su espada, lista para clavarla en la cabeza de Zenjuurou, pero apenas consigue lastimar el suelo. 

Saotome elude el ataque mientras observa, en lugar privilegiado, las pantaletas de Hilda. Las suponía negras, pero no, son blancas. Después, en cosa de una fracción de pestañeo, se coloca detrás de la nodriza y sujeta su pecho derecho con la suficiente firmeza como para tomarse su tiempo y predicar una frase célebre.. "Sabes, tienes un par de buenos pechos..". Hilda enfurece y arranca del suelo su espada, trantando de quitarse al pervertido en turno de encima, pero una vez más, en cosa de un respiro, su rival se ha movido como el demonio de veloz. Ya bastante alejado, Saotome se disculpa por la primera "mala impresión" y le advierte, en tono exageradamente alegre, que no es con ella con quien debe pelear. No ha venido a rivalizar con nadie.

La indiferencia y la distancia son dos armas de apariencia inofensiva, pero mortales para provocar a Hilda, que comienza a liberar todo su poder demoniaco. Pedazos de aura oscura brotan de su cuerpo, son como fuego que se desvanece al poco tiempo de alejarse de su bella fuente, pero insinúan poder, mucho poder. Se trata de un conjuro demoniaco y es liberado sorprendentemente. Hilda arroja parte de éste poder, Saotome lo detiene con su mano izquierda, después Hilda aparece detrás de él.. Ha sido una jugarreta demasiado elaborada como para no funcionar, el siguiente ataque es detenido una vez más, pero esta vez el profesor tentón se muestra lastimado, también sorprendido. Hilda está en el aire, lista para lanzar otro ataque más, inmediato casi. Ha reunido en la punta de su espada una esfera de energía oscura de notables proporciones y planea arrojarla contra su némesis.. 

Es tanto poder que podría destruir el gimnasio de St. Ishiyama, así que Saotome se pone serio. En unos segundos Hilda está vencida, atada en lo que parece un anillo, una especie de fuente de energía. Ha sido vencida, pero ha revelado las habilidades del pervertido de junto. Se trata de un hechicero. Su mano derecha reluce el sello Zebub, con el mismo que ha creado la atadura de Hilda. Oga observa a la distancia deduciendo que sucederá. No puede ver que ha pasado, pero sabe que ha sido algo importante.. mientras tanto, el vencedor absoluto advierte a Hilda en forma de consejo, si ella y Oga no se vuelven más fuerte, morirán.

Oga alcanza a Saotome y exige saber su identidad, pero sólo recibe la típica respuesta de su profesor. Todos están desesperados por saber quién es este hombre, así como Aoi, escondida a la distancia, busca desengranar el misterio que implica Oga.